Osvaldo Pedro Pugliese, nació un 2 de diciembre de 1905 en el barrio de Villa Crespo de la ciudad de Buenos Aires. Hijo de Aurelia Terragno y Adolfo Pugliese, creció junto a sus dos hermanos mayores Vicente y Alberto en una familia trabajadora, “laburante” y de artistas. Allí se mezclaban los oficios de zapatero, canillita, imprentero y las tareas del hogar con el sonido de los violines, las flautas y finalmente el piano.
Osvaldo decidió dejar la escuela a los 14 años para empezar a trabajar; a los 15 debutó con su primer trabajo como músico profesional en el Café de la Chancha, con un trío de bandonéon, violín y él en el piano. Luego pasó a formar parte del sexteto de “La flor de Villa Crespo” como le decían a “Paquita” Francisca Bernardo, ni más ni menos que la primer bandoneonista mujer y la primer directora de una orquesta de tango, apenas 5 años mayor que Osvaldo, que hacía sus presentaciones en el Bar Dominguez. Antes de cumplir la mayoría de edad Osvaldo Pugliese, ya había compuesto uno de los tangos que serían parte de su exitoso repertorio, Recuerdo. Y un 11 de agosto de 1939 tocaba por primera vez con su orquesta que marcaría un particular estilo, con su influencia Decariana. Así Osvaldo, trabajó desde sus 14 años hasta los últimos días de su vida que se terminara a sus 89. Un músico imparable, creador y difusor de este valioso género, el tango.
Además de pianista, compositor y director de orquesta de excelencia, Pugliese, fue un artista que desde la humildad, el trabajo horizontal con su orquesta y su perspectiva cooperativa y popular, marcó un modo de hacer y vivir el tango. Dejando como legado, no solo un gran número de obras musicales, sino que también un posicionamiento ético, poético y político en las generaciones venideras.
La película es un homenaje y un reconocimiento a Osvaldo Pugliese; pero es al mismo tiempo, una búsqueda y un registro de la variedad de huellas y tramas colectivas que se gestan y se mantienen vivas en el tango de todo el territorio Argentino.
OSVALDO, es una gran apuesta que sobrepasa los límites del film, puesto que mientras la película “se va haciendo”, la misma se convierte en fuerza creadora de vínculos y redes en el colectivo tanguero y más allá de él también, sumando nuevos adeptos a este género. El proyecto se despliega de manera colectiva y difunde el Tango, intentando mostrar otra cara del mismo, yendo más allá de las estéticas dominantes en términos de visibilidad y mercado.
El tango es un acontecimiento colectivo inspirador. Es un encuentro que pone en juego profundos valores humanos como la empatía, la pasión, la colaboración, el compromiso, la presencia. Es laboriosidad y profesionalismo, así como disfrute e improvisación.
El tango es compartirse en movimiento. Desde OSVALDO lo tenemos claro y por ello deseamos que la invitación se expanda hacia el mayor número posible de personas para que así puedan unirse a esta experiencia.